En esta oportunidad conversamos con Julia Moreno y Carolina Pampliega, curadoras y gestoras de arte, en la nueva sala de Circular. Cuando hablan de su profesión, les brillan los ojos. Ambas estudiaron la Licenciatura en Curaduría y Gestión de Arte en ESEADE.
Julia es la curadora del Museo de Arte Tigre: un museo que reúne obras de arte figurativo, arte argentino de fines del siglo XIX e inicios del XX en su colección permanente. Si bien las exposiciones se piensan en relación con dicho perfil, también incluye la obra de artistas más contemporáneos en su programación. La última muestra de un artista contemporáneo fue la de Adrian Paiva, oriundo de Tigre. Uno de los principales objetivos del museo es darle visibilidad a los artistas del municipio. Julia también es Diseñadora Gráfica egresada de la UBA, aunque cuando cursaba la materia Historia del Arte supo que cambiaría su rumbo. Es madre de tres adolescentes y disfruta de pasar tiempo en el mar. Tanto por trabajo como en su tiempo libre, recorre museos y galerías de arte.
Carolina es curadora independiente, trabaja con diferentes artistas y actualmente, está dedicada a la producción de la feria MAPA 2023, la cual convoca a 50 galerías de todo el país y se realiza en el predio de La Rural de Palermo. Anteriormente trabajó con museos nacionales, de la Ciudad de Buenos Aires y fue productora comercial de Gaspar Libedinsky en el Museo de Arte Decorativo. Es Licenciada en Psicología por la USAL y tiene un MBA (Maestría en Administración de Empresas) en el extranjero. Cuando todavía trabajaba en una consultora de estrategia, cruzaba a un museo que estaba en frente cada vez que podía. Hoy ejerce y promueve la transdisciplina: conjuga su práctica de yoga y meditación, la psicología y el arte para generar una fuente de inspiración. Es madre de tres hijos y lo que más le emociona es que ellos busquen conocer la identidad de los lugares por los que transitan a través de los museos.
¿Cómo es el mundo del arte en Tigre, específicamente en Nordelta y alrededores? ¿Qué diferencias observan con respecto a otros territorios?
Julia Moreno: Lo que nosotras vemos es que el mercado del arte y las propuestas artísticas están concentradas, generalmente, en la Ciudad de Buenos Aires. Residiendo en zona norte, las personas tienen que movilizarse e ir a buscarlo. El Museo de Arte Tigre es el único museo de Bellas Artes de la zona, con un edificio imponente y una excelente colección. A pesar de esto, hay mucha gente que reside en la zona pero no lo conoce. Consideramos que hay una necesidad de visibilizar a los y las artistas que trabajan en la zona, darles la oportunidad de mostrarse. En nuestro caso particular, fuimos a buscar una carrera vinculada con el arte porque nos interesaba, pero hay gente que no lo va a buscar porque no lo conoce o porque no lo tiene cerca. El arte llega de distintas maneras, a veces por casualidad o cercanía. El arte no es una experiencia lejana, sino que puede ser parte de la vida cotidiana.
Carolina Pampliega: Claro, en la Ciudad de Buenos Aires hay propuestas organizadas: hay eventos, cámaras de galerías, polos culturales. Nosotras tenemos ganas de replicar estos proyectos acá porque sabemos la comodidad que implica la cercanía. Una vida sin arte no es lo mismo y este tipo de propuestas fomenta el disfrute desde el punto de vista cultural. Creemos que hay una oportunidad para ofrecer, desde la cultura, algo cercano que puede hacer que el día a día tenga un sentido especial: conectar con una mirada distinta de la realidad, con las historias personales de artistas, o con la expresión plástica del artista. El arte es una expresión del alma humana que conecta con otra y es lo que nos hace distintos del resto de los seres del planeta. Si pensamos que el arte es creatividad, inspiración y trascendencia, cruzarlo con todo este desarrollo comercial y laboral hace que hasta el mismo trabajo tenga otra riqueza y color.
Teniendo en cuenta este estado de situación de la zona, ¿qué tipo de espacios creen que faltan?
Carolina Pampliega: Nos resulta importante estar en contacto con la comunidad y entender qué buscan las personas que la conforman. Sabemos que es una comunidad que busca vivir en contacto con la naturaleza, entonces nos interesa indagar por dónde el arte puede sumar a este tipo de experiencia de vida. Desde simples talleres o workshops que pueden nutrir a la persona individualmente hasta una experiencia cultural colectiva, con el fin de brindar una conexión distinta con el arte. Nosotras somos de la idea de que todos llevamos un artista en nuestro interior. Solo necesitamos vehículos para poder descubrirlo y desarrollarlo.
Y el proyecto que están pensando para Circular, ¿de qué modo se vincula con todas estas ideas?
Julia Moreno: La intención sería empezar con pequeños workshops que tengan una parte teórica y otra práctica. Mis preferidos son los vinculados a la historia del arte. Pero es el público quien nos irá mostrando hacia dónde ir de acuerdo a su interés. Además, organizar muestras de distintos artistas (consagrados y emergentes), dependiendo del espacio con el que contemos. Hay artistas que por su obra necesitan un espacio de tres metros de alto y hay otros que trabajan con dimensiones más pequeñas. Para nosotras el saber que en esta zona el arte interesa es una fuente de inspiración. Sobre todo, estamos dispuestas a escuchar a las personas que habitan este lugar: sus deseos e inquietudes.
Carolina Pampliega: Pueden ser artistas, un proceso creativo o el proceso creativo aplicado a disciplinas, puede ser la técnica. Concretamente, podemos traer una feria de arte, galerías que ya funcionan en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores con las que nosotras tenemos un vínculo cercano, aportándole una impronta más local. Para los workshops pensamos, por ejemplo, en la temática del arte oriental: cómo es el proceso creativo en la cultura oriental. Y después también se puede trabajar una técnica de arte oriental: la caligrafía y el uso de la pluma. Esto hace que las personas se reconozcan en una destreza motriz nueva y se sientan empoderados para dejar fluir lo nuevo en el cuerpo. Y también entender qué perfiles encontramos en Circular: desde el arte digital hasta el plano social, es decir, el arte como vehículo de transformación. O bien invitarlos a cruzar disciplinas, eso hace que cada uno empiece a pensar de forma más lateral. Nosotras traemos una propuesta flexible desde una mirada local y estamos dispuestas a dejarnos sorprender con la seguridad de que lo que ofrecemos es algo que suma.
¿A quiénes estarán dirigidas estas propuestas?
Julia Moreno: La intención es apuntar a personas de todas las edades, no vamos a limitar las actividades a una única franja etaria porque consideramos que el arte es una cuestión de vida, no de edad. Se trata de disfrutarlo, nadie es ni mejor ni peor. Es una forma de expresarse. Cuando faltan las palabras aparece el arte.
Carolina Pampliega: Por otro lado, nosotras tenemos los ejemplos de artistas argentinos que han encontrado y desarrollado su veta artística a partir de los 80 años y hoy siguen creando. No hay límites. A los niños se los puede ayudar a encontrar su vocación, puede ser por el arte o a través del arte pueden descubrir otra cosa. El arte es la gran condición que nos hace distintos a lo que nos rodea, que permite trabajar lo simbólico: la expresión a través de la plástica. Guillermo Roux decía que hay cosas que no se pueden captar con palabras y que solo lo puede hacer el arte. Por ejemplo un color; el rojo como lo usa Guillermo Roux, ¿cómo se podría explicar? Somos de la idea de que no hay buen o mal arte; no venimos a bajar ni a subir el pulgar porque de ese modo lo que se logra es coartar la experiencia creativa y lo que queremos es abrir posibilidades.
¿Cuándo comenzará el proyecto?
Julia Moreno: Estamos planificando la primera actividad para noviembre. ¡Pronto tendremos más novedades!
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