Encuentro con Ariel Eichenberger

 
por María Soledad Córdoba

Ciclo Encuentros en Circular Cowork

Ariel Eichenberger (Voneich Art) es un reconocido artista tigrense, especializado en instalaciones novedosas y esculturas con materiales reciclados.

Tiene su taller en Villanueva en un predio de 600 metros cuadrados que ya le queda chico y donde trabaja a tiempo completo en sus obras. Ha sido distinguido por el Municipio de Tigre por su trabajo de escultura. Su historia es la del artista que se entrega a su pasión en un camino de desafíos y decisiones difíciles y que hoy por hoy, puede contarnos esa historia con el orgullo y la satisfacción de haberlo transitado.

¿Cómo comenzó tu proyecto artístico?

Ariel Eichenberger: Yo vengo de la industria automotriz, trabajé 12 años en el área de marketing de Volkswagen Argentina. Una de mis grandes pasiones siempre fue el arte, como autodidacta. El arte era un hobbie para mí, comencé con la pintura, aprovechaba cualquier momento para pintar. En el año 2016, sentí la necesidad de dedicarle más tiempo a mi familia, trabajaba mucho, viajaba y el trabajo artístico me demandaba cada vez más tiempo. Sentí que me estaba perdiendo un montón de cosas, especialmente por mi hijo que en ese momento tenía 2 años. Tomé valor y, con el apoyo de mi familia, decidí dedicarme a lo que me hacía feliz y en lo que también veía cierta proyección. Así nació Voneich art. Si bien me ilusionaba la posibilidad de tener una carrera como artista, sabía que era muy difícil, porque muy pocos llegan a consagrarse en el arte. Entonces, durante los primeros tres años combiné el arte y la artesanía, era artista y artesano. Empecé haciendo muebles e instalaciones no tradicionales con partes de medios de locomoción en desuso -partes de aviones en su mayoría-. Era algo atípico, por lo que atrajo mucho el interés y generó un boom. Esas partes que eran consideradas chatarra, las convertía en mesas, repisas, en instalaciones de iluminación, en muebles en general.  Me empecé a meter en el mundo de la escultura a partir de un pedido que tuve. En el año 2019, me encargaron el primer animal. Fue un desafío hermoso y desde entonces no paré. Realmente jamás pensé que iba a terminar siendo mi actividad principal, es decir, puedo vivir de esto y dar trabajo también. Hoy por hoy, las esculturas y el desarrollo de proyectos en Voneich art ocupan mi tiempo por completo.

¿Cuál es tu vínculo con el mundo del arte contemporáneo?

Ariel Eichenberger: Este año, la Secretaría de Cultura de Tigre me nombró artista local. Para mí fue un gran orgullo que destaquen mi trabajo oficialmente, vino el Intendente a inaugurar la muestra. Tengo muy buena relación con artistas reconocidos, gente que admiro por su trabajo, por lo que hacen. He expuesto en muestras como Buenos Aires Art Experience y en la Casa de las Culturas de Tigre, pero sinceramente tengo muy pocas obras para exponer, soy uno de los pocos artistas que no tiene obras, porque me las encargan, quedan muy poco tiempo en mi taller. Por ejemplo,  el Pegasus que está acá en el centro comercial es para una familia de Estados Unidos. En la época de pandemia logré hacerme de 7 u 8 piezas, pero también volaron rápidamente.

¿Qué te motivó a usar materiales reciclados en tu trabajo?

Ariel Eichenberger: Desde el principio, yo quería que mi obra fuese una obra sustentable. En el ámbito en el que trabajaba, veía la cantidad de chatarra que se generaba a partir de la construcción, la demolición, los medios de locomoción: los autos, las motos, los barcos, los aviones que dejan de funcionar. Cada medio de locomoción cuenta una historia distinta. Cuando cumplen un ciclo quedan en un rincón y toda esa historia se desvanece, se pierde. Eso me hizo pensar en cómo podía ayudar para recuperarla, transformándola en otra cosa que cuente una nueva historia. Los fundamentos de lo que yo quería hacer eran la sustentabilidad y la reutilización, era darle una nueva vida a estos objetos. El mensaje que tiene mi obra es que podemos tener un mundo más sustentable. Eso fue haciendo que un montón de empresas tomaran conciencia y me empezaron a llamar para ofrecerme materiales que para ellos eran chatarra; algunos hasta me los traían.

¿Cómo es el proceso creativo de producción de tus obras?

Ariel Eichenberger: El proceso es siempre en diálogo, en un ida y vuelta para pensar la idea con quien me encarga una obra. Se genera una conexión muy linda, ellos alimentan mis ideas y yo les doy a ellos esa parte de la creación, es una fusión perfecta. No solamente es lo que yo creo, sino también saber interpretar lo que desean, lo que se esperan, trabajar en equipo.

Una de las particularidades es que no planifico ni dibujo, sino que miro imágenes y con lo que me queda en la cabeza empiezo a crear. Tampoco tomo las medidas. Investigo las características del animal y lo plasmo de otra forma. No trabajo con un anteproyecto como hacen muchos, creo directamente sobre el material. Comienzo con una estructura interna -que siempre es necesaria para poder sostener las cuatro patas- pero son cuatro patas con un hierro cruzado en el medio y eso me da ya la armonía de lo que voy a hacer: el volúmen, la armonía, la dimensión y entonces ahí empiezo a soldar, desde abajo hacia arriba. Todas las piezas son soldadas, uso también materiales no ferrosos, con los que voy descubriendo muchas composiciones que se pueden mezclar, por ejemplo, acero con titanio. Busco el punto de saturación, para que se puedan fusionar. Al no tener que soldar piezas perfectas, tengo esa elasticidad para experimentar en una misma obra y buscar el movimiento que quiero darle a la forma. La particularidad de mi obra es que tiene movimiento, es como si los animales tuvieran vida. Mi don es el del movimiento.

Hay veces que voy trabajando con dos o tres esculturas al mismo tiempo y cuando me trabo en una, tengo otra por practicidad, como una hoja nueva donde uno empieza a volcar ideas y no vuelvo a cometer ciertos errores. En general hago todo yo, aunque a veces convoco a dos ayudantes que son los que actualmente trabajan con la línea de muebles que yo dejé para abocarme de lleno a la escultura.

 ¿Cuál es tu momento preferido del día?

Ariel Eichenberger: Tengo dos: primero, tener el tiempo para compartir con mi familia, creo que ese es el que gana, y después otro momento preferido son las mañanas porque, si bien sé lo que voy a hacer, es cuando aparecen los grandes desafíos. Como me pasó el otro día, recibo un llamado: “Ariel, quiero hacer un homenaje a los veteranos de Malvinas. A mí me gusta la aviación, podemos buscar un helicóptero UH1?” El UH1 es un helicóptero militar, tiene como 12 metros de largo. Como no conseguimos uno, me propuso armarlo. Y ahora estamos empezando a trabajar en eso. Estamos desarrollando un helicóptero en escala real, es un proyecto de 4 o 5 meses.

¿Nos adelantás algo de lo que se viene, de tus próximos proyectos?

Ariel Eichenberger: Al proyecto del helicóptero le sigue, para el año que viene, un homenaje al Ara San Juan de casi 15 metros, porque un submarino real mide 65 metros, entonces va a ser a escala. Otro proyecto es el desarrollo del primer Eco Zoo, en La Pampa. Es un zoológico de animales hechos con chatarra en escala real, donde los niños tienen un doble mensaje: uno es que los animales deben estar sueltos, pero aún así tienen forma de conocerlos en tamaño, en semejanza, desde la obra artística, y el otro mensaje es el de la sustentabilidad, el de reutilizar los materiales. En breve estaré viajando a Europa a entregar y realizar obras que me pidieron en Italia y en Suiza.

Close

DAY PASS

Would you like to see our space before joining? Come and visit our coworking space. Please fill out the form and our manager will get back asap.