CIENCIA CIERTA: Galo Soler Illía y la nanotecnología

 
por Hernan Pantusso

 

Galo Soler Illía - Investigador

Galo Soler Illía – Investigador

A la hora de hablar acerca de la ciencia y la investigación en nuestro país, sin dudas que muchos vamos a estar de acuerdo en que pocas son las palabras autorizadas para darnos un panorama real de cómo estamos. Galo Soler Illia es una de ellas. Decano del Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) e investigador principal del CONICET Galo es uno de los científicos argentinos más citados por colegas de todo el mundo. Es doctor y licenciado en Química por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y especializado en nanotecnología.

Nieto del ex presidente Arturo Umberto Illia, Galo siente una gran pasión por la ciencia y entiende el gran impacto que esta provoca en la sociedad y lejos de sostener cualquier teoría conspirativa dispara sentencias que nos deslumbran y develan una realidad que muchos, por no pertenecer al círculo íntimo de los investigadores, desconocemos.

 

El financiamiento de la investigación

Uno de los gaps más grandes que tenemos en argentina con el resto de los países donde la Ciencia y la Tecnología son centrales desde el punto de vista presupuestario, es que desde la misma planta o staff de profesionales se descree profundamente del sistema mixto o de aporte privado para financiar la investigación en el país.

Para Galo existe un cierto prejuicio a la hora de pensar en monetizar el conocimiento o en la posibilidad de aceptar fondos privados para investigar. Sostiene que el prejucio es de ambas partes, los empresarios que no entienden cómo un científico argentino le puede generar valor agregado y el científico argentino que piensa que trabajar en la industria con capitales privados es traicionar a la ciencia. Ambos son errores gravísimos, dice Galo, sobre todo porque otros países que lo están haciendo y nos están sacando ventaja.

Formado en la universidad pública, entiende y sabe que su educación y su trabajo de investigación fueron pagados con el esfuerzo de todos los argentinos, y asegura que fue la suerte que le tocó la que le premitió tener el tiempo para formarse y hacerlo con dedicación. Consciente de eso, ratifica que tal beneficio no significa que deba negarse a trabajar para las empresas, justamente sostine, “es al revés”.

“Yo ahora estoy en la Universidad de San Martín y veo que, desde allí, podemos hacer de palanca para que las empresas generen mucha más riqueza. Y esa es la manera en que las empresas van a contratar más empleados, más calificados y van a generar derrame hacia la sociedad” sentencia Soler Illía.

Sin embargo, y refuerza su teoría, “algunos científicos creen que trabajar con compañías o con financiamiento privado es venderle el alma al diablo. Ese es un error conceptual muy grave. Porque si uno mantiene una actitud ética y reconoce el valor institucional de lo que hace, está perfecto. Pero sí hay que trabajar con las instituciones, eso es muy importante. Como investigador del CONICET y como miembro de la Universidad de San Martín, cuando estoy trabajando con una empresa debe mediar la institución, la cual desde estar reconocida. La empresa no puede firmar nada conmigo, tiene que hacerlo con la Universidad y con el CONICET. Ahora lo están entendiendo cada vez más”.

A la hora de plantear un futuro, necesitamos cambiar la forma de ver a la Ciencia y la Investigación. Hablar actualmente de gasto en ciencia es pensarlo mal desde la concepción. La ciencia no es un gasto, sino inversión.

Alemania, Francia y Japón invierten alrededor del 1 o 2% del presupuesto en Ciencia y Tecnología, pero lo que es diferencial y enorme es lo que pone el privado. En esos países modelo, el privado fácilmente iguala, duplica, incluso triplica el esfuerzo del Estado. Así es en Israel, Corea, Estados Unidos, etc. Así, resulta  que el presupuesto global dedicado a ciencia, tecnología e innovación en los países fuertes es de entre 2, 3, 4 %. Pero siempre más de la mitad es del privado. Acá en Argentina falta que los privados inviertan en ciencia y tecnología.

Soler Illía y su equipo de investigación

Soler Illía y su equipo de investigación

La visión más actual

Parte del problema, dice también está en nuestra sociedad. Mientras las encuestas reflejan que los científicos tienen una imagen positiva enorme en la realidad son “la frutilla del postre” cuando deberían ser “el plato principal”. La ciencia y la tecnología en el siglo XXI no son un adorno para que una sociedad mire con orgullo simplemente y diga: “Ay, qué bien lo que hacen!”. Sino que deberíamos ser la base de crecimiento de Argentina. Eso es algo muy importante y todavía esta generación no lo entiende y no sabe cómo manejarlo.

“Actualmente se habla mucho de ciencia, tecnología e innovación – que son 3 procesos diferentes, pero que están encadenados”-. señala Galo. “Muchos no entienden el valor de lo que es la ciencia básica. No es gente encerrada en una “torre de marfil”; son profesionales que hacen investigación de frontera. Es esa investigación que se realiza en la frontera del conocimiento la que genera, sin quererlo, muchísimas consecuencias aplicables. No hay que descuidar investigación en fronteras de conocimiento” porque “los países sin ciencia básica terminan limitándose a copiar cosas”.

 

Acerca del futuro

El investigador resalta también que es necesario y vital “pensar cuál va a ser nuestra economía, en qué se va a basar nuestra economía ¿vamos a seguir vendiendo commodities? ¿Vamos a desarrollar alguna industria? ¿Servicios? Qué va a ser lo óptimo. Cómo vamos a generar riquezas” que no es más que pensar qué economía vamos a tener para mejorar la vida de la gente.

Mirando hacia adelante, aclara que le gustaría ver una sociedad preguntándose de qué manera vamos a maximizar la educación de nuestra población y su adaptación a las futuras tecnologías, a los trabajos del futuro, como algo escencial, alertando así a una sociedad que parece aún estar lejos del paradigma de cambio y crecimiento que hoy se vislumbra. “Estamos en la sociedad del conocimiento, hace 20 años que lo hemos identificado y todavía no arrancamos del todo”.

Además de estas grandes alertas, dice que sería bueno poner énfasis en la vinculación de las universidades con la industriapara para echar luz sobre los industriales que no saben el valor agregado que tiene un investigador capacitado y todo lo que puede darle al sector privado. “La mayor parte de los doctorados son pagados por becas estatales, entonces el Estado debería mediar para favorecer esa vinculación entre industriales y académicos, que se traduciría en generación de más riqueza para el país”.

 

En síntesis

Generar espacios de encuentro entre los privados, el estado y las universidades, nos permitirá tener una comunidad cada vez más desarrollada. Preparada para fortalecer a sus miebros y verse fortalecida por los logros de ellos. Invirtiendo en los que piensan, porque ya hace más de cien años un gran científico lo anticipó, “La ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de todo progreso” Louis Pasteur.

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