Síndrome de Burnout en Argentina: somos los más “quemados” de la región

 
por Valentina Castro

En el último tiempo, el Burnout comenzó a tomar lugar en las conversaciones de los argentinos. Ahora los trabajadores no están estresados sino “quemados”. Pero, ¿qué significa “estar quemado”? ¿cuáles son las características de este nuevo malestar que aqueja a los argentinos? ¿por qué aparece? y lo fundamental, ¿cómo, desde los espacios laborales, se puede revertir?

Según el último informe de Bumeran, una empresa líder en proporcionar clasificados online de trabajo a lo largo de toda Latinoamérica, los trabajadores argentinos son los más “quemados” de la región: el 86% de los encuestados dice experimentar el Síndrome de Burnout. Desde 2002, la Organización Mundial de la Salud definió que el Síndrome de Burnout se trata de un estado general de agotamiento físico, emocional y mental como resultado de situaciones de estrés crónico en el ámbito laboral. De hecho, la OMS reconoció al Burnout como una enfermedad que será incluida en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades.

Con la agudización de la crisis económica a nivel global, primero con la pandemia y luego con la guerra entre Rusia y Ucrania, la acumulación del capital por parte de algunos -que lleva a una mala redistribución de la riqueza y por ende, a una inflación desmedida, entre otras cosas- y la necesidad de los demás de trabajar horas extras, se volvieron parte de una realidad incuestionable. En este contexto, el Síndrome de Burnout se institucionaliza. ¿Por qué?

Es arriesgado afirmar cuales son las causas que hacen a este un síntoma de época, sin embargo, hay dos pilares identificables a raíz de lo que viven las personas afectadas: la crisis económica y la noción de tiempo. 

La crisis económica lleva a que las personas adopten horas extras o más de un trabajo para subsistir, algo que solo es posible si hay un desdoblamiento del tiempo. Es decir, cuando un trabajador viajaba un determinado tiempo para llegar a su espacio de trabajo ese tiempo no podía ser utilizado para otra cosa más que para viajar. Ahora, con la virtualización del trabajo -esto es: home office, teléfonos que pueden abrir documentos, mails que llegan al celular, etc- un trabajador puede trabajar desde cualquier lado, y eso, en muchos casos, implica, trabajar en cualquier momento o estar en más de un trabajo. 

 

¿Qué características presenta el Burnout?

El Burnout se caracteriza por agotamiento emocional, donde hay una progresiva pérdida de las energías vitales y una sensación desproporcionada de cansancio. El agotamiento emocional del Burnout se puede identificar en sentimientos de insatisfacción, queja o irritabilidad. También se caracteriza por una actitud distante frente al trabajo en donde existe un aumento de la distancia y el surgimiento de emociones y sentimientos negativos respecto al ambiente laboral. A su vez, hay una sensación de ineficacia profesional en la cual los afectados se reprochan no haber alcanzado los objetivos propuestos y no hacer adecuadamente las tareas, generando baja autoestima en quienes lo padecen. Por último, el Burnout produce una percepción de falta de realización personal que lleva al retiro de las actividades de interés y una focalización excesiva en tareas y problemas referidos al trabajo.

El estudio regional que realizó Bumeran, donde participaron 4.820 personas (1.258 de Argentina, 610 de Chile, 1.069 de Ecuador, 1.502 de Panamá, y 381 de Perú), muestra que el 46% de los encuestados experimenta falta de energía o cansancio extremo, el 37%  negativismo o cinismo en relación a su trabajo, el 21% falta de eficacia para trabajar y el 44% todos los síntomas mencionados. Solo el 12% de las personas encuestadas declaró no haber padecido ningún malestar o síntoma particular en relación con su trabajo.

Respecto a las sensaciones movilizadas por y  en el ambiente laboral. El 80% de los encuestados siente estrés, el 71% está desmotivado, al 46% le cuesta encontrar tiempo para sí mismo, el 45% no logra desconectarse del trabajo y otro 45% experimenta un agotamiento fuera de lo normal por la carga excesiva de trabajo.

En relación a las posibles causas de este síndrome, la mayoría de los argentinos encuestados señaló la falta de claridad con respecto a lo que su rol implica y la sobrecarga de trabajo. En contraste, en los demás países de la región, como Chile, Ecuador, Panamá y Perú, la mayoría solo mencionó la sobrecarga de trabajo como la causa del Burnout.

Según Bumeran, este síndrome suele aparecer en entornos laborales que son poco favorables, con un clima laboral hostil. Por ejemplo: continua carga excesiva de trabajo, poca autonomía, ausencia de apoyo o de escucha y atención hacia los colaboradores. 

¿Que se puede hacer desde los espacios laborales para evitar o revertir el burnout?

La psicóloga especialista en recursos humanos, Ludmila Laura Laita, explica que “actualmente hay cada vez más empresas que fomentan la motivación y se preocupan por el bienestar de las personas que trabajan en su empresa”.  Algunas propuestas para generar mayor bienestar en los colaboradores tiene que ver con la flexibilidad horaria o la disponibilidad de días flex/home office: ofrecer horarios acordes a la necesidades particulares de las personas que componen el equipo es clave. “Lo cual permite que descansen y se sientan más reconocidos”, agrega. 

También recomienda focalizar las tareas que se asignan según el sector: tanto de manera individual como colectiva. La empresa debe administrar los tiempos y acciones en función del bienestar de un área, “lo que hace que las personas trabajen de manera focalizada y puedan descansar y por ende, ser más felices”. 

Además, Laita resalta que debe haber “espacios de socialización”. Estos espacios son momentos donde todas las personas que forman parte de un equipo interactúen entre sí de manera distendida. “Está comprobado que generar un vínculo con tus compañeros de trabajo, estimula y motiva a la hora de llevar a cabo las tareas”, comenta.

Por último, la licenciada menciona la importancia de generar espacios de diálogo, en reuniones diarias, donde los trabajadores puedan expresar sus incomodidades o insatisfacciones. 

“Trabajar es fundamental para nuestras vidas, creamos nuevos vínculos, somos funcionales en la sociedad y nos aporta bienestar. Pero no tenemos que olvidarnos que trabajamos para vivir, ¡no vivimos para trabajar!”, concluye Ludmila.

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