La relación público-privado en el sector de la biotecnología local: el caso de los caballos de polo

 
por María Soledad Córdoba

La biotecnología interviene mecanismos biológicos, los modifica, los copia, los reproduce en ámbitos distintos del que se originan. Primer clon de caballo argentinoEn Argentina, el campo científico de la biotecnología encontró un terreno fértil para establecerse, sobre todo, a partir de los lazos con sectores productivos clave para el país (como el sector agrícola), sectores estrátegicos a nivel global (como el farmacéutico) o ámbitos de intensa circulación de capital (como el deporte).

El capital aportado desde el Estado fue muy importante desde los inicios, a mediados de los años 80; se intensificó durante la década de los 90 y adquirió estatus de “área prioritaria”, “área estratégica” y “tecnología de propósito general” a partir de los años 2000, consiguiendo incrementar su peso en la distribución de recursos para investigación y desarrollo procurados por el Estado. El capital privado también estuvo presente desde el inicio invirtiendo en la instalación de la primera empresa-laboratorio del país, Biosidus, fundada en 1983. De manera más paulatina, pero acompasando el impulso estatal, los inversores privados fueron apostando al sector biotecnológico, los casos de las empresas Bioceres-INDEAR o Biogénesis-Bagó son ejemplos de ello.

En razón de esta trayectoria, el sector local de las biotecnologías es un excelente ejemplo de articulación público-privada y de un esfuerzo conjunto en pos del avance del conocimiento en dicha área. No solamente por convenios formales entre empresas y Estado, sino también por la circulación de investigadores del sistema académico público hacia el sector privado. Estos investigadores, formados y desarrollados en las universidades y los centros de investigación financiados por el Estado, a través de consultorías o de contratos de trabajo estables, ponen en juego sus conocimientos y expertises para la generación de valor agregado de un producto o servicio.

Un caso sumamente original y contundente en este sentido es el de Crest View Genetics, una empresa de biotecnología reproductiva animal, especializada en la clonación de caballos de polo. Su director se desempeña también como investigador y docente en el sistema público-académico, dirigiendo dos laboratorios de investigación públicos en el área de la reproducción y mejoramiento genético animal. La empresa privada se beneficia así de los saberes técnico-científicos específicos de la clonación de mamíferos que su director ha desarrollado a lo largo de su carrera en el sector público, para lograr el objetivo de producir caballos de polo clonados a partir de ejemplares seleccionados. Esta relación tuvo como punto de partida el año 2008, cuando se clonó la primera yegua “crack” del polo, la “Cuartetera”. ¿Por qué clonaron a la Cuartetera, también llamada el Messi del polo? Fundamentalmente para obtener crías con la misma genética del crack, o sea, con las mismas predisposiciones para ser un crack, pero sin que la Cuartetera deje de jugar  abiertos en Palermo! O también, para obtener semen para preñar a la Cuartetera de un gran padrillo ya viejo o, incluso, muerto. Esta posibilidad de asegurar el control de la genética de la descendencia se complementa con la técnica de la inseminación artificial que permite prescindir de los machos en los criaderos.Clonación de Caballo

El costo de un servicio de clonación alcanza los 150.000 dólares, donde la mayor parte de dicho valor surge del manejo y aplicación de técnicas y conocimientos científicos. El interés es elevado pues el deporte del polo moviliza inversiones, sólo de sponsors y anunciantes en los abiertos, de hasta 1 millón de dólares. Actualmente, existe un equipo pluricampeón formado completamente con clones de grandes campeonas, mientras que se sigue incrementando e incorporando el número de caballos clonados en los demás equipos. La inversión privada no escasea.

Resuelto el acceso al capital ecónomico necesario, sólo parecen subsistir dos limitantes en la práctica de la clonación de mamíferos: la legislación y la ética individual. Por un lado, la cuestión de la ética pareciera restringirse a criterios de formación del investigador como individuo, más que a convenciones colectivas o colegiadas. Por otro, el criterio que parece estar operando colectivamente es aquel de las limitaciones previstas por el marco jurídico. Sin embargo, dado que dicho marco varía en los diferentes Estados, el problema que se plantea remite a la escala de circulación global de los intercambios de mercancías, investigadores y tecnologías. Este no es un tema menor dado que el estado del conocimiento y de la tecnología permite y hace posible la clonación humana, siendo frenada actualmente por una única razón: los investigadores en biotecnología locales coinciden en que, hoy en día, el límite ético es el único límite del avance en el conocimiento y la práctica de la clonación en humanos.

 

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