Ciencia abierta: accesibilidad, inclusión y co-construcción del conocimiento científico

 
por María Soledad Córdoba
Participar de proyectos científicos sin haber estudiado ciencia ahora es posible, ¿cómo? En esta nota te contamos qué es la “ciencia abierta”.

Desde los años 2000 en adelante, las restricciones que los mismos investigadores científicos comenzaron a padecer para compartir y difundir los resultados de sus propias investigaciones, los llevó a cuestionar los modos de proceder establecidos en el campo científico. A su vez, el desarrollo de internet como instrumento que potenció la comunicación global, abrió la posibilidad real de generar trabajos colaborativos en tiempo real entre equipos de distintas partes del mundo o geográficamente distantes. 

De este modo, comenzaron a revisarse y cuestionarse modos establecidos, por ejemplo, la restricción monetizada del acceso a los datos y resultados de investigaciones por parte de unas pocas editoriales de publicaciones científicas, la modalidad y los tiempos de evaluación de los investigadores, la participación de actores no científicos en los procesos de recolección de datos y la formulación de problemas de investigación, entre otras cuestiones. Surgen así dos interesantes propuestas, la “ciencia abierta” y la “ciencia ciudadana”.

La filosofía de la “Ciencia abierta” tiene como antecedente el movimiento del software libre, nacido del activismo digital de los años 70 y 80 en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts, USA). En ese contexto, ya se había planteado la importancia y la potencialidad de la co-construcción del conocimiento y la necesidad del libre acceso y la libre circulación de la información. Del mismo modo, el proyecto de una “ciencia abierta” es una iniciativa de alcance mundial que promueve la accesibilidad de los datos y resultados de la actividad científica, de manera organizada, a través de repositorios institucionales oficiales. 

En Argentina, en el año 2013 se sancionó la Ley 26.899 , cuyo objetivo es garantizar el acceso abierto de la producción científico-tecnológica a través de la constitución de repositorios digitales gestionados por las propias instituciones científico-académicas, como las universidades y los centros de investigación nacionales. Actualmente, el Portal de información de Ciencia y Tecnología argentino contiene datos primarios de investigación, visualizaciones estadísticas y aplicaciones. Mientras que el Sistema nacional de repositorios digitales ha cosechado la cifra de 462.844 publicaciones con acceso abierto, a través de los repositorios de 44 instituciones científico académicas nacionales adheridas al Sistema. 

Para sintetizar, podemos pensar la propuesta de la “ciencia abierta” asentada sobre tres pilares: la apertura de datos y resultados; la accesibilidad de los mismos a través de plataformas que presenten la información organizada y en la lengua nativa de los investigadores; y la apropiación social de la ciencia por medio de la participación de actores sociales no científicos en el proceso de investigación y el destino de sus resultados. 

Este último punto nos lleva a la otra propuesta estrechamente vinculada: la “ciencia ciudadana”. Como parte del movimiento de la ciencia abierta, se planteó la conveniencia de participar a ciudadanos no necesariamente vinculados al sistema científico, en la definición de problemas de investigación socialmente relevantes, en la discusión de hipótesis de trabajo, en la consideración de variables socioterritoriales específicas, en la recopilación de datos e información, en la comunicación de los resultados de investigación, etcétera. 

Esto implica un cambio en el modo en que se llevan adelante los distintos procesos que involucran la investigación científica, desde la definición de los problemas hasta la comunicación de los resultados, sobre la base de nuevas formas de cooperación, de financiación de la ciencia o de participación en proyectos como el voluntariado científico. De esta manera, se acerca el proceso de investigación a la sociedad para “abrir la caja negra” de las instituciones donde se hace ciencia. El resultado no solo es mayor transparencia, sino sinergias y dinámicas transdisciplinarias que enriquecen y, al mismo tiempo, vigilan reflexivamente el desarrollo tecnocientífico.

En Argentina, existen iniciativas de ciencia ciudadana coordinados por instituciones científico-académicas como Cientópolis, AppEAR, eBird Argentina y muchos otros proyectos que se pueden conocer a través del sitio del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

¿Estás interesado en el movimiento de “ciencia abierta”? ¿Te gustaría participar en proyectos de investigación científica? ¡Quedate pendiente de las novedades y acercate a conocer Circular FabLab! 

Algunas iniciativas de ciencia ciudadana en Argentina. Fuente: Mapeo de iniciativas del MINCyT

 

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