Encuentro con Manuel Urzúa: FabLab, Maker Space y la fabricación de ideas

 
por María Soledad Córdoba

Ciclo Encuentros en Circular Cowork

Manuel Urzúa es el Gerente General de iF Chile, un espacio de trabajo colaborativo para creativos, emprendedores y artistas. Este proyecto une a las principales organizaciones de apoyo al emprendimiento en Chile y ofrece recursos como laboratorios, talleres y eventos.

También es Socio Director del Santiago Maker Space, un lugar que facilita el acceso a tecnologías para la gestación de proyectos colectivos y el prototipado de productos. Manuel impulsa la colaboración como clave para hacer realidad ideas creativas. En esta entrevista, nos comparte su visión y experiencia, invitando a explorar cómo estos espacios están transformando la innovación y la creación en el siglo XXI.

¿FabLab y Maker Space son lo mismo?

Manuel Urzúa: Los conceptos de FabLab y Maker Space comparten una raíz común: son espacios dedicados a la creatividad y la innovación, donde las personas pueden llevar a cabo proyectos y realizar prototipos a partir de sus ideas. Sin embargo, existen diferencias significativas en su origen y enfoque. Los FabLabs tienen su origen en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y están respaldados por una red global con reglas y estándares específicos. Estos estándares incluyen restricciones, como la prohibición de crear armas, y un énfasis en la tecnología de fabricación digital de alta precisión. Por su parte, los Maker Spaces nacen de la cultura hacker en California. Se inspiraron en la impresión 3D y el movimiento de código abierto, desafiando las restricciones de licencias, son conocidos por ser más abiertos y experimentales, fomentando la creatividad pero en un contexto más informal o desestructurado. 

¿Cómo comenzó el proyecto Santiago Maker Space?

Manuel Urzúa: El proyecto se inspiró en el movimiento Maker de California. Todo comenzó con la visión de un emprendedor argentino, Tiburcio de la Carcova, quien tenía una destacada trayectoria en la creación de software de juegos, incluida la exitosa venta de su empresa Guanaco. Inspirado por el auge del Maker Space y la necesidad de proporcionar un espacio colaborativo para entusiastas de la tecnología y la fabricación digital en Chile, decidió llevar esta visión a algo concreto y concibió la idea de un espacio compartido, similar a un gimnasio, donde las personas pudieran pagar una membresía en lugar de invertir en máquinas propias. Para dar vida a esta visión, se eligió una fábrica de sombreros abandonada, lo que añadió una mística única al proyecto. Esta fábrica abandonada se convirtió en el punto de partida para la creación de la nueva fábrica del futuro, centrada en la fabricación digital y la colaboración. Así nació el Santiago Maker Space, un lugar donde la creatividad, la tecnología y la colaboración se unen para impulsar la innovación y la creación en Chile. 

¿Cómo es la comunidad que se formó en torno al proyecto Santiago Maker Space?

Manuel Urzúa: El perfil de las personas que asisten al Maker Space es extremadamente diverso y heterogéneo. Desde ingenieros con amplia experiencia o inventores autodidactas, hasta jóvenes nativos digitales, esta comunidad es un crisol de talentos y pasiones. Lo sorprendente radica en la colaboración entre estos individuos con habilidades y competencias tan diversas, lo que conduce a resultados innovadores. Aunque hay profesionales como ingenieros y diseñadores en el grupo, es notable que aproximadamente el 70% de los participantes son autodidactas, apasionados por los inventos, que buscan crear objetos innovadores y explorar nuevos horizontes en la fabricación digital. Esta diversidad de conocimientos y experiencias es un componente clave que impulsa la creatividad y la colaboración dentro del Maker Space.

¿Cómo funciona el modelo colaborativo y qué lo diferencia del modelo de negocios de una empresa tradicional?

Manuel Urzúa: El modelo colaborativo en espacios como el Santiago Maker Space se distingue de un modelo de negocio tradicional en varios aspectos. En lugar de enfocarse únicamente en la propiedad y la competencia, se basa en la creación colectiva y la colaboración entre individuos. En este contexto, las máquinas y herramientas son importantes, pero lo que realmente lo hace atractivo es la comunidad de personas que las utiliza y cómo se involucran en la cocreación de proyectos. Aunque los seres humanos tienen una tendencia innata a la competitividad, también tienen una naturaleza esencialmente colaborativa. En lugar de ayudar sin esperar nada a cambio, este enfoque reconoce que cuando las personas aportan sus habilidades y recursos, los resultados pueden ser compartidos de manera equitativa. Esto se traduce en un modelo económico colaborativo, similar al de plataformas como Uber, donde las capacidades ociosas, como el tiempo de un ingeniero o diseñador, se ponen a disposición de un proyecto y se compensan de acuerdo con la contribución realizada. Este enfoque funciona en gran medida como una “tribu” de individuos que se reúnen de manera orgánica a través del boca a boca. Las personas se acercan a estos espacios motivadas por la oportunidad de crear nuevas cosas y se inspiran mutuamente al ver lo que otros están logrando. La fabricación digital, en particular, amplía las posibilidades creativas, permitiendo que una idea se convierta en realidad incluso para individuos sin la infraestructura de una gran empresa de I+D. 

¿Cómo influyen los espacios como los Maker Spaces o los FabLabs en la generación de startups de innovación?

Manuel Urzúa: En la economía tradicional, las empresas están enfocadas en la eficiencia y las ganancias, lo que puede limitar su capacidad para abrazar la innovación y la creatividad. Esto crea un espacio donde las startups y la nueva economía pueden prosperar al aprovechar oportunidades que las empresas tradicionales pasan por alto. La innovación desempeña un papel central en esta nueva economía, surgiendo tanto de la investigación y el desarrollo (I+D) como de emprendimientos audaces. Los espacios como los Maker Spaces y los FabLabs actúan como laboratorios de innovación y prototipado, brindando un entorno donde las ideas creativas pueden probarse y desarrollarse. Además, se destaca la importancia de la “innovación abierta”, que busca soluciones fuera de las estructuras empresariales convencionales. Los desafíos de innovación abierta permiten a las empresas conectarse con mentes creativas y descubrir soluciones frescas que pueden mejorar la eficiencia, la sostenibilidad y la competitividad.

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