Sobre la “formación del precio”

 
por Julio Medina

En tiempos de alta inflación emergen naturalmente cuestionamientos sobre distintos conceptos económicos. Estos últimos días, hemos escuchado distintas voces achacar la creciente inflación de precios en el mercado a un sector denominado “los formadores de precio”. Quienes adjudican a este sector la ocurrencia del flagelo, no tienen la capacidad de identificarlos y, menos aún, de describir la mecánica utilizada.

Esta ausencia nos habla, al menos, de una falacia enunciativa, para desviar a la opinión pública del problema real. Quienes tenemos alguna inquietud y conocimiento en la materia, no podemos dejar pasar este dato inadvertido.

Analicemos la expresión “formadores de precio” y sus implicancias. El precio es el valor dado a una cosa (bien o servicio) en relación con otra cosa (dinero). Ese precio tiene una composición, o sea la sumatoria de otros precios, a los que solemos darle el nombre de “costos”. Así las cosas, podemos tener los siguientes costos:

  • de compra o producción,
  • de comercialización,
  • de administración,
  • financieros y,
  • otro costo, al que también se lo llama, margen o utilidad

Si en la economía donde se forma un precio ocurre un proceso inflacionario, lo primero que tenemos es una inflación de los distintos costos de un precio, de manera tal que:

Si a nuestros proveedores de insumos les resulta más caro producir, lo trasladarán a su precio, y el nuestro sufrirá un incremento.

Si nuestros costos suben y nuestro precio lo hace en la misma medida, nuestras comisiones por ventas irán en el mismo sentido aumentando nuestro precio en el costo de comercialización.

Si el costo de vida sube porque una economía inflacionaria afecta la vida de nuestro personal, el costo administrativo y de los recursos humanos que activan nuestra industria, subirán y afectarán el costo asociado a nuestro precio.

Asimismo, en función de esta economía inflacionaria, con aumento de costos, la cadena de pagos se verá afectada, aletargando los procesos de cobro, y por ende aumentando nuestra necesidad de recurrir a financiamiento, por lo que el costo financiero incluido en nuestro precio terminará creciendo y, por ende, aumentando el precio.

Como el lector habrá advertido, el supuesto “formador de precios” mucho antes de representarse tomar una ventaja y alterar el precio de su producto, fue adelantado por el contexto en el que se desenvuelve.

Dejamos para el final de esta reflexión el último costo, que en la jerga habitual del comercio y la industria se lo llama “ganancia”, “margen” o “utilidad”, que prefiero denominarlo: “costo de oportunidad”.

El precio de las cosas es lo que una persona, el comprador, está dispuesto a pagar por ella, en la conducta de compra de este individuo ocurren varios fenómenos, entre otros: escasez, satisfacción de necesidades básicas, ostentación, etc.. Mientras tanto, el productor o vendedor de la cosa, buscará maximizar el costo de oportunidad o margen, sabiendo que el tope estará dado por lo que su comprador esté dispuesto a pagar. En la medida en que ese costo de oportunidad satisface al vendedor, podemos decir que se ha encontrado finalmente el valor de la cosa o precio.

Por último, el costo de oportunidad debe ser mayor al costo de oportunidad de otra actividad, en tiempo o lugar, que tenga a mano este productor, de lo contrario, no hay negocio. Y mientras todo esto ocurría, surgieron nuevas actividades, por ejemplo, la financiación, que en estas condiciones puede generar mayor costo de oportunidad que la simple producción de cosas.

Si el costo de oportunidad que tiene nuestro supuesto “formador de precios”, producto de un contexto de alta inflación -que genera reducción de actividad por escasas ventas o inexistencia de un buen mercado de compradores-, resulta inferior a otras oportunidades que tiene para obtener mejores resultados, este productor experimenta un desaliento para continuar produciendo o vendiendo, y como resultado puede retirarse del mercado.

Si varios vendedores en un contexto de inflación se retiran, se produce escasez, y los vendedores sobrevivientes tendrán mayores costos en sus precios, entre otros, el “costo de oportunidad”, que simplemente crecerá porque los compradores no tendrán otras opciones de compra.

Como resulta de lo expuesto, la formación de precios es un proceso de relación de fuerzas entre compradores y vendedores. A este escenario se le suma la emisión de dinero por parte del Estado, lo cual alimenta la capacidad de comprar en un mercado de escasez, fenómeno que se conoce como “estanflación”.

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