¿Por qué la tendencia hacia la bioeconomía?

 
por María Soledad Córdoba

La bioeconomía se presenta hoy por hoy como la alternativa de tendencia para las actividades productivas que tengan la ambición de ser encuadradas como “sustentables”. ¿Por qué es éste el camino que se impulsa desde los organismos multilaterales y desde el propio Estado?

En primer lugar, el impacto generado por el desarrollo científico-tecnológico-industrial desde mitad del Siglo XX hasta nuestros días, ha dejado una deuda enorme con el medioambiente, por ahora sin posibilidad de ser saldada. El cambio climático y los desastres naturales, el agotamiento comprobado de recursos naturales, la extinción de especies animales y la pérdida de biodiversidad son testimonios de ello. Esto no ha pasado inadvertido, en particular, en los ámbitos decisionales europeos.

En segundo lugar, la acumulación de desechos se ha incrementado de manera significativa, produciendo verdaderas “montañas” bajo el sistema del relleno sanitario, concebidos como la alternativa para la gestión de los residuos sólidos en países como el nuestro, con abundante disponibilidad de espacio.

En tercer lugar, la población mundial continúa incrementándose, de manera que el sistema, globalmente hablando, deberá garantizar que la población en aumento sea incluida en el mismo, esto eso, pueda proveerse de alimentos, de productos y servicios. Las estimaciones demográficas indican que en 30 años, la población para alimentar habrá crecido de un 50 a un 70% respecto a la actual.

Por último, para un sistema ecónomico como el actual, cuyo motor es el conocimiento, resulta funcional que la ciencia y tecnología ocupen eslabones cada vez más cruciales en las cadenas productivas.Bioeconomia y Conocimiento En particular, bajo el nuevo “paradigma” de la bioeconomía, la biotecnología ha sido convocada para cubrir responsabilidades no sólo en la generación de nuevos productos, ecológicamente menos contaminantes y biológicamente más eficientes, sino que además deberá garantizar un sistema de ciclo cerrado, esto significa que la actividad no produce residuos pues utiliza completamente los recursos de la biomasa o los recicla para otros procesos.

Microorganismos y enzimas, procesos y eventos biológicos son para la bioeconomía las nuevas bases productivas y los encargados de un pasaje crucial para la historia de la humanidad: la sustitución de combustibles fósiles por energía derivada de la biomasa. De aquí que, sintéticamente, la bioeconomía se presente como la aplicación de conocimiento de las ciencias de la vida en procesos de obtención de productos respetuosos del medioambiente, eficientes y competitivos desde un punto de vista económico.

¿Cuál es la relevancia para nuestro país y para la región? La bioeconomía impacta muy directamente en dos actividades estratégicas para la región de América del sur: la agricultura y la producción de bioenergía. En este sentido, la biotecnología vegetal y el paquete tecnológico que se asocia es ya un estándar en la región: Brasil y Argentina ocupan desde hace casi dos décadas, las primeras posiciones a nivel mundial en producción de cultivos transgénicos, motivo por el cual encuentran un entramado institucional y social bien predispuesto para la aceptación de los cambios necesarios. Esto no es menor dado que, un aspecto de suma importancia para la concreción de los mismos es contar con una sociedad dispuesta a sostener e incorporar los nuevos productos, procesos o relaciones que surjan de las nuevas modalidades y lógicas productivas.  Pero además de la exportación de commodities, la región también lidera la producción mundial de alimentos como papa, batata, tomate, yuca, maní y cacao, entre otros. Por el lado de la producción de bioenergía, Brasil domina el mercado mundial de producción de etanol y Argentina escala posiciones en la producción de biodiesel.

Todo esto representa una base sólida y un punto de partida ventajoso para el pasaje hacia el nuevo paradigma de la bioeconomía, donde América Latina cumpliría un rol clave en el equilibrio mundial como productora de alimentos y combustibles ecoeficientes. Desde estos sectores “motores” se espera que el resto de las actividades productivas puedan “subirse a la ola” y ser traccionadas hacia la nueva lógica de la bioeconomía.

Hay dos cuestiones para destacar de esta proyección: una es el incremento de innovaciones (no sólo aplicaciones tecnológicas, sino también nuevos modelos organizacionales y de gestión) para acompasar las necesidades del nuevo sistema; la otra es la intensificación de la generación de conocimiento en el área de las ciencias de la vida. La disponibilidad de inversiones en este sentido será crucial. Provengan del Estado o del sector privado, tal como ya ha sucedido en el pasado, el volumen de inversiones establecerá los liderazgos mundiales en el nuevo sistema global bajo el paradigma de la bioeconomía.

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